Si tienes una marca y has decidido comunicarla como es debido… ¡enhorabuena! Pero ten cuidado: tener buena intención no garantiza el éxito. De hecho, existen errores tan comunes que casi podrían tener club de fans. Y lo peor es que a menudo se cometen sin darse cuenta. Por eso hoy te explicamos 7 errores habituales en la comunicación de marcas pequeñas que vemos constantemente… y cómo evitarlos sin perder la cabeza.

1. No tener una voz propia
Muchas marcas caen en la trampa de “hablar como toca” y terminan sonando como un manual de autoayuda escrito por una IA con insomnio: todo muy correcto, pero cero alma. Dicen mucho, pero no transmiten nada. Y en un mundo lleno de marcas que hacen malabares por llamar la atención, si no tienes voz propia, eres invisible. Te pierdes entre el ruido digital como un flyer tronado, descolorido y medio despegado de una farola del 2009.
Evítalo así: define el tono de voz de tu marca como si fuera una persona. Con carácter, con estilo… y con algo que decir.
- ¿Qué personalidad tendría?
- ¿Es más divertida o más seria?
- ¿Habla como alguien cercano o como una marca institucional?
- ¿Utiliza emojis? ¿Ironía?
Y sí, encontrar esa voz propia puede tomar tiempo, pero es lo que hará que la gente te reconozca, te recuerde y te elija, porque la competencia puede tener el mismo producto, pero nunca tendrá tu manera de contarlo.
¿Un ejemplo que lo ilustra a la perfección? La campaña de Old Spice con “The Man Your Man Could Smell Like”: una marca que sonaba a colonia de abuelo y le dieron una voz tan surrealista, divertida y propia que se convirtió en viral mundial.

2. Comunicar solo cuando «hay cosas que decir»
Este error es más habitual de lo que parece, muchas marcas solo aparecen cuando tienen una novedad, un descuento o un lanzamiento. ¿Y cuándo no? Silencio absoluto. Como ese amigo que solo te llama cuando necesita que le ayudes a hacer una mudanza. Esta comunicación intermitente transmite desconexión, no construye comunidad, no crea relación y, sobre todo, no genera confianza.
Evítalo así: Aunque no tengas ninguna novedad bomba que anunciar, siempre hay maneras de mantener con vida la conversación con tu comunidad. Te damos algunas ideas:
- Historias del día a día
- Preguntas frecuentes
- Tus valores
- Curiosidades del sector
- Testimonios, momentos reales, detrás de cámaras
- Making of de lo que haces
No hace falta reinventar la rueda cada semana, basta con tener claro qué interesa a tu audiencia y encontrar tu propio tono para contarlo. Recuerda: comunicar no es únicamente vender, es estar presente; y como ocurre con las buenas amistades, la clave es la constancia (y que no llames solo cuando necesitas un favor).

3. Hablar solo de ti
Si tu marca solamente habla de sí misma, es como una cena en la que habla una sola persona y no deja que nadie más cuente su historia. A nadie le gusta sentirse ignorado mientras el otro no para de hablar, y con las marcas ocurre lo mismo: un discurso unidireccional cansa rápido. Cuando la comunicación es solo «compra esto», «somos los mejores», «mira que hemos hecho», sin poner el ojo en quien te está leyendo o mirando, no construyes una relación, más bien generas desinterés y distancia.
Evítalo así: La clave está en poner el foco en tu audiencia. Habla de sus intereses, de sus necesidades, de cómo puedes ayudarles a resolver problemas o hacer la vida más fácil y divertida.
- Haz preguntas, pide opiniones, comparte contenidos que ellos encuentren útil o inspirador.
- Muestra historias o experiencias de clientes que reflejen la vida de tu comunidad.
- Apuesta por un tono cercano y empático, que haga sentir a la gente que eres más que un simple producto o servicio.
Comunicar no es solamente hablar, es escuchar y responder. Si logras esto, tu marca dejará de ser un megáfono para convertirse en un canal de conexión real.

4. Querer estar en todas partes (y no estar en ninguna)
Un error muy común de las marcas cuando se ponen a comunicar es querer estar en Instagram, TikTok, LinkedIn, Twitter, enviar newsletters, hacer reeles, podcast, blog, anuncios… todo a la vez. ¿Y el resultado? Contenido irregular, presencia dispersa y una sensación general de «queremos llegar a todo el mundo, pero no conectamos con nadie».
Esta hiperactividad comunicativa suele venir del miedo a quedarse fuera. Pero intentar estar en todas partes sin una estrategia clara es como querer hacer diez pasteles a la vez con un solo horno: acabas quemándote y el resultado no convence a nadie.
Evítalo así: Ten claro dónde está tu audiencia y qué puedes sostener de manera realista. No se trata de estar en todas partes, sino de estar presente allí donde estés.
- Prioriza canales en los que puedas aportar valor y generar relación.
- No hace falta hacer 4 posts al día, pero sí es necesario ser constante.
- Si una plataforma no te da frutos ni se alinea con tu voz, puede que no sea necesario forzarla.
Mejor hacer una cosa bien y con sentido que diez mal y con prisas. Porque la comunicación, como la cocina, necesita tiempo, buenos ingredientes y algo de amor.

5. No tener una estrategia clara
Publicar porque «hoy toca», hacer un post porque «hace días que no decimos nada» o empezar una campaña con un «ya lo iremos viendo»… es la receta ideal para acabar perdido entre likes aleatorios y esfuerzos desperdiciados.
Cuando no existe una estrategia clara detrás, la comunicación se vuelve reactiva, irregular y a menudo incoherente. Puedes tener buenas ideas, pero si cada acción va por libre, el público no va a entender quién eres, qué quieres ni qué te gusta desayunar (que, comunicativamente hablando, es importante).
Evítalo así: Una buena estrategia es como el GPS de tu marca, te dice dónde estás, dónde quieres ir y cómo llegar sin dar mil vueltas innecesarias.
- Define objetivos concretos (¿vender más?, ¿hacer marca?, ¿generar comunidad?)
- Conoce bien a tu audiencia (qué busca, qué le interesa, dónde está).
- Establece un plan de contenidos alineado con tu voz, tus valores y recursos reales.
- Y revisa, mide y ajusta. Porque la estrategia no es rígida, pero sí intencionada.
Con una dirección clara, cada pieza de comunicación suma, y esto, a la larga, es lo que marca la diferencia entre una marca que conecta y una que simplemente hace ruido. Si quieres profundizar en este tema, te recomendamos este artículo en el que hablamos de la importancia de una buena estrategia en marketing y comunicación.

6. Ignorar la identidad visual
Quizás tienes un buen mensaje, pero si cada vez lo vistes con una ropa diferente, la gente no te reconocerá. La identidad visual no es solo “hacer que quede chulo”, sino que es una parte esencial del relato de marca. Es lo que hace que te reconozcan con un vistazo, que asocien un color, un tono o una forma contigo; y si cambias constantemente es como salir cada día con un nuevo disfraz: llama la atención, sí… pero nadie sabrá quién eres realmente.
Evítalo así: Define (y respeta) tu identidad visual como si fuera el dress code de tu marca.
- Establece una paleta de colores coherente, una tipografía reconocible y un estilo gráfico que te represente.
- Mantén una línea visual consistente en todos los canales: redes, web, newsletters…
- Y si tienes dudas, crea una pequeña guía de marca visual. No hace falta que sea un manual de 100 páginas, pero sí una brújula que te guíe.
La coherencia visual es personalidad, ignorarla o utilizarla de forma inconsciente hace que tu comunicación pierda fuerza y memorabilidad. Y recuerda: las marcas con personalidad son las que dejan huella.

7. Olvidar la esencia de marca
Cuando una marca comienza a probarlo todo para llamar la atención, corre el riesgo de convertirse en una copia de lo que funciona… pero vacía por dentro. Y esto se nota. Sobre todo por quién ya te conocía y empieza a pensar: “Esta marca antes no era así, ¿no?”.
La esencia de marca es como tu núcleo: eso que te hace ser tú y no cualquier otra. Si lo pierdes de vista por perseguir likes, viralidades o fórmulas mágicas, acabas hablando mucho… pero sin decir nada que realmente te represente.
Evítalo así: Ten siempre presente quién eres y porque haces lo que haces. La esencia no debe estar encerrada en un PowerPoint de 2019, debe vivir en cada pieza de comunicación.
- Antes de lanzar una campaña, pregúntate: «¿Esto suena como nosotros? ¿Nos representa?«
- Si pruebas cosas nuevas (spoiler: ¡hay que hacerlo!) hazlo desde tu propio estilo.
- Y sobre todo, no sacrifiques tu autenticidad para entrar en cualquier trend del momento. No todo encaja con todo el mundo, y esto es bueno.
Una marca con esencia conecta porque sabe quién es. Y cuando tú lo tienes claro, los demás también lo perciben y te recuerdan.
En resumen (por si has llegado hasta aquí):
La comunicación de marca no es una ciencia exacta, pero tampoco es cuestión de ir improvisando como si estuvieras en un karaoke un viernes a las 3 de la mañana. Sin voz propia, sin estrategia, hablando solamente de ti y saltando de red en red como un canguro con prisa… es fácil perder el norte (y la audiencia).
Pero la buena noticia es que todos estos fallos tienen solución. Y no hace falta un ejército de creativos para enderezarlo: solo un poco de orden, una mirada estratégica y volver a conectar con lo que hace única tu marca. Porque comunicar no significa hacer ruido, sino hacerte entender, hacerte sentir y, sobre todo, hacerte recordar.
