Hace casi una década que Instagram llegó aquí para quedarse. Es cierto que hace 10 años eso de compartir tu vida con filtros no era un hábito propio de todo el mundo. En 2010 solo de aquellos privilegiados que tenían a su alcance un Smartphone daban sus primeros pasos en el universo del postureo.
A escasos meses de inaugurar la Belle Époque 2.0, Instagram ha anunciado que ya está testeando en varias cuentas de otros países (Canadá, Australia, Italia o Brasil) eliminar la función que permite a los usuarios ver el número de likes en las fotografías.
¿Se ha acabado eso de hacer que nuestras vidas queden bonitas para acumular “me gustas” en nuestras publicaciones? ¿Cómo se vive sin ver subir el contador de corazones? La red social que encumbró las vidas de revista se carga su medidor de éxito por excelencia… ¡es un drama!
Pero tranquilidad, Instagram no eliminará por completo los likes, sino que su número total por publicación solo podrá ser visto por el usuario que la ha posteado. En lugar de la cifra solo se verá que a fulanito y menganito les ha gustado el post, con el objetivo de que los usuarios comiencen a darle valor real al contenido, en vez de dejarse llevar por el número de doblesclis que otras personas han hecho sobre esa foto.
¿Y qué pasa con los influencers?
Por supuesto esta medida deja a nuestros adorados prescriptores en una situación, vamos a decir peliaguda. Por ese motivo Instagram ya se había puesto en contacto con ellos advirtiéndoles del posible cambio, para darles algo de margen de maniobra.
En este sentido hay todo tipo de opiniones: desde los que piensan que esta medida les imposibilitará saber qué contenidos son los preferidos por los usuarios, hasta aquellos que consideran una forma ideal de eliminar la positividad falsa y los falsos likes. Pero calma, porque lo que sí está claro es que los auténticos profesionales del postureo están a salvo.
Por la parte que nos toca, las agencias de comunicación y marketing digital también nos vemos afectadas ya que, ahora, nos resultará más complicado saber qué respuesta y qué engagement consiguen los influencers y si realmente merece la pena apostar por según qué perfiles. En otras palabras, hemos perdido una herramienta de medición.
En definitiva, este cambio de paradigma tendrá consecuencias para todos y tendremos que adaptarnos. Pero lo que sí podemos decir es que el empezar a valorar el contenido por encima de los “me gustas” nos permitirá fijarnos en la calidad real de los perfiles y, además, nos hará a todos un poquito más felices.